Siempre fui un tanto tímida en el sexo, por lo que disfrutaba con mi pareja más bien poco. Hasta que un buen día conocí a su hermano en una fiesta y todo cambió.
Era una noche calurosa y nos lo estábamos pasando de miedo en un bar cualquiera. Mi pareja, que ya estaba bastante pedo, se fue al baño y tras ir a comprobar su estado me di cuenta de que estaba profundamente dormido encima del lavabo. Tras llamar a su otra hermana le mandé para casa a dormir la mona y me quedé tomando copas con mis amigos y mi cuñado.
Al terminar la fiesta éste se ofreció galantemente a llevarme a casa. Lo que yo no sabía es que su coche se convertiría en el puro parque de atracciones.
Tras llamar a su otra hermana le mandé para casa a dormir la mona y me quedé tomando copas con mis amigos y mi cuñado
Como tenía un poco de calor él me preguntó si quería que pusiera el aire acondicionado. Acepté encantada y estuve un rato disfrutando de la brisa fresca que salía del ventilador.
– Oye, estás my callada. ¿Quieres que ponga un rato la radio?
Yo acepté pero cuando la puso lo que salió por los altavoces era un gemido muy profundo; había puesto una cadena que ofrecía sexo telefónico y justo en aquel momento se estaban describiendo con todo lujo de detalles las folladas a cuatro patas.
Y sin más preámbulos desgarró mi camiseta, me dio la vuelta y me penetró
Miré de reojo a mi cuñado bajando la vista hacia sus pantalones y notando cómo su miembro cambiaba de tamaño.
– Es que hace mucho que no tengo sexo, se disculpó. Mi mujer me ha dejado hace poco y ya ves… sonrió un tanto avergonzado.
– Yo tampoco es que tenga mucho sexo últimamente, le sonreí, aunque me gustaría probar cosas soy tímida y a veces mi cuerpo me da vergüenza.
– Pues por lo que puedo ver a través de esta camiseta es precioso, – bromeó poniéndome la mano a la altura de los pechos.
Yo respondí moviendo su mano en círculos por encima de mi camiseta y la quité con un suspiro.
– No tienes nada de que avergonzarte me susurró, yo te enseñaré.
Y sin más preámbulos desgarró mi camiseta, me dio la vuelta y me penetró mientras los gemidos de la radio acompañaban sus movimientos. Me la metió tan dura que no pude reprimir un grito.
– Te voy a follar hasta el fondo, me dijo al oído, mientras penetraba aun más.
Sus manos recorrían mi cuerpo al compás de la penetración. Tras exhalar un último jadeo se corrió pero no se separó. Pasados un par de minutos me dio la vuelta y penetró con fuerza mi coño mientras me manoseaba de forma repetitiva. Esta vez nos corrimos los dos.
A partir de este día me he vuelto una adicta sexual, tanto que he tenido que dejar a mi novio.
Un comentario
Yo me recuerdo muy bien esa experiencia que me cambio sexualmente