Terreno baldío

Dos personas que se conocían por trabajo se involucran en un encuentro sexual en un lugar apartado. A pesar de las consecuencias, disfrutaron del momento.

Ya teníamos mucho tiempo de conocernos, podría decirse que éramos amigos, pero no grandes amigos. La conocí porque la empresa donde ella trabaja es proveedora de materiales para el negocio donde yo trabajo. Como mis pedidos eran seguido, me comencé a comunicar con ella por whatsapp, a veces subíamos estados y nos comentábamos, que si andaba en un concierto, que si íbamos de paseo a algún lugar y así, comentarios sin mucha trascendencia, pero siempre en contacto.
Un día puso en su estado que estaba emocionada porque faltaba una semana para su cumple, de eso estados que dejan como en suspenso si iba dirigida a su novio o si era invitación abierta a quien tuviera ganas de acercarse. Me dio por comentarle que si me iba a invitar al festejo, me contestó que no pensaba hacer nada, que su novio trabajaba toda la semana en una constructora en un puerto algo alejado de donde vivimos y que sólo venía un fin de semana al mes y si hay chanza a veces antes. Que le había prometido que cuando viniera iba a festejarla. Ni pex, dije, tiene vato, aunque la morrita esta linda, morenita clara, no muy alta, con unas hermosísimas tetotas que invitan a pasarles la verga hasta deslecharse ahí, pero pues está ocupada. Ya me hice pendejo para no contestar, ya luego de un ratillo que no dije nada, ella me dijo: pero no te escapas, aunque no haya fiesta, me vas a llevar un regalito a mi trabajo eh. Yo le contesté, ummhh yo te lo que quería dar en la comida que te iba a invitar. Ah si? Como a dónde me invitarías, para ver si me conviene, contestó. Pues pensaba, no sé, el lago. (el lago, es un lugar que está como a 30 minutos en coche de la ciudad, hay pequeños hoteles, actividades acuáticas y sobre todo, muchos restaurantes – bares, para agarrar la peda). Pues ya me estas convenciendo me contestó. Le dije que lo pensara y si se animaba me dijera para ponernos de acuerdo.
El día de su cumple, era martes, la felicité y le mandé unas flores, sin nombre. En la tarjeta le puse sólo “chula hermosa”, que era cómo yo le decía cuando pasaba al negocio o cuando le llamaba. Luego supo quien era y me mandó la foto para agradecerme. Ya de ahí nos agarramos platicando ese día, me dijo que estaba un poco triste, porque en su casa, sus papás solo la felicitaron y se ausentaron todo el día, su hermana ni se acordaba y así. Le reiteré la invitación a festejarla y me contestó: sabes qué?, si hay que ir, tengo ganas aunque sea de ir a comer para distraerme. Y ella misma propuso, qué te parece el sábado saliendo de trabajar, pero nos regresamos tempra. Y así quedó.
El sábado, confirmé que pasaría por ella a mediodía, me dijo que si. Ya pasé a la hora acordada y nos movimos al lago. Llegando comenzamos a pedir cervecitas, el calorsito estaba que invitaba a entrarle con ganas. Comimos, cotorreamos, me contó mas del rollo de su vato, de su familia, de su chamba y así, fueron pasando los tragos, traía un shortsito apropiado para el calor que hace ahí. Se le miraba riquísimo su culo, no era muy grande, pero lo suficiente para antojar a ensartarle el fierro. Cada que ella se levantaba al baño yo la sabroseaba con la mirada y parecía que ella se daba cuenta porque hasta se me figuraba que lo movía mas. Luego de algunas horas y ya medio pedos, me dijo que ya nos regresáramos, que no quería andar en carretera con la peda. La neta me awitó eso, la estaba cotorreando chido, y sinceramente no tenía intenciones de nada más que el cotorreo con ella, ni pensaba que quisiera jalar porque tenía vato. Pero pues ni pedo. Nos trajimos un ochito para el camino y me vine despacio, no quería llamar la atención de algún federal en el camino, porque ya no me sentía tan en mis 5 sentidos. En el camino se nos comenzó a oscurecer veníamos a la mitad, cuando me dijo que ya se orinaba, lo malo de esa ruta es que no hay baños donde parar. Pero a la entrada casi de la ciudad, hay un mirador, algo solón, donde mucha raza llega ya de noche a pistear, a veces a echar palitos cuando está solón y muchos llegan a mear. No hay baños, ni nada, solo el mirador, pero ahí se las ingenia la raza. Total, que cuando ibamos a llegar a la ciudad, le dije, pues si quieres llegamos al mirador, ahí vemos como nos acomodamos. Yo creo que sí, porque ya me meo, me dijo. Me estacioné y justo cuando abrió la puerta para bajarse, iban llegando los puercos con torretas y todo el pedo, nos corrieron a la riata del lugar a todos, mamones andaban ese día. Se tuvo que aguantar la meadita y se regresó.
Me moví y ya no sabía que hacer, me dijo que la llevara a su casa, que además no estaba muy lejos de donde estábamos en ese momento. Nos fuimos acercando y en el camino, se quedó callada y seria, qué pasó le dije, ya casi llegamos, aguanta vara. No, no es eso, me contestó, el pedo es que, si entro a la casa, así como vengo de peda, mis papás ya no me van a dejar salirme de nuevo y pues me la estoy pasando chido, es muy temprano para encerrarme. Ya habíamos llegado, me estaba comenzando a parar y me dijo que no, que le siguiera, que no quería meterse, avanzamos unos metros mas adelante. En esa colonia hay muchos terrenos sin construir o muchos bardeados, la iluminación pública no es muy buena que digamos, más bien, diría, malo. En lo que llegábamos a un espacio poco iluminado, le dije, sabes qué, aquí esta sólo, no esta muy iluminado, si quieres aquí te hago casita, se rió, pero me dijo que si, ya le urgía. Abre la puerta, le dije, apagué la luz interior del carro, yo te hecho aguas. Me paré atrás de coche, por atrás de ella, se bajó su shortsito y su calzón, pero cuando se quiso sentar, de lo peda que estaba, se andaba cayendo, la miré y me le acerqué para ayudarle a sentarse y entre risa y risa, me decía, no me mires, voltéate, no me espíes, yo estaba mas que feliz, deleitándome con sus chorritos saliendo de su panochita rica, mi garrote se me paró machin.
Le ayudé a levantarse y se sentó en el carro con los calzones abajo aún. En lo que me di la vuelta para meterme, ella estaba batallando para subirse la ropa, me subí a mi asiento y aún vi su puchita rica antes de que la tapara con su ropa, que me ves, no seas asi me dijo, risa y risa. Mi verga la tenía ya bien parada. Vamos por otro ochito me dijo ya para cerrar y meterme. Fuimos ahí cerca a un Oxxo y decidimos regresarnos a chingárnoslo en el mismo terreno. En el camino de regreso tiró la cerveza en su short y mojó todo a la verga. Cuando nos estacionamos, me dijo que hasta los calzones se le habían mojado o que ya no sabía si se había meado un rato antes. Le dije que se los quitara para que no le fuera a hacer daño. Perro que es uno, imaginándome ya, verla encueradita de nuevo. ¿crees que me haga daño? Si, le dije, yo muy serio y sabiendo todo de la vida. Bueno pues, pero voltéate, no me mires. Recargó el asiento un poco, se recostó y se bajó todo de nuevo, por supuesto que no me iba a perder admirar esa ricura de vagina. Entre risa y risa, se quitó el calzoncito, en lo que se subía el short, yo agarré el calzón y me lo llevé a la nariz frente a ella, comencé a jugar con los calzones entre mis dedos y ella sin subirse el short, risa y risa queriéndomelo quitar de las manos. Me lo puse en la mano mas alejada de ella, y se inclinó sobre mí para estirarse a agarrarlo, pero puso su mano en mi verga que para ese rato ya estaba al full de lo caliente que me sentía. Hay! Me dijo, que duro se siente. A poco si te calenté? A webo, le dije, o que crees que verte asi de encueradita no me provoca cogerte?. Soltó la risa, pero su mano regresó a acariciarme la verga, por encima de mi pantalón.
Ya no pudimos contenernos nos comenzamos a besar bien cachondamente, ella con su mano en mi verga y yo empecé a buscar su puchita que estaba al aire aún. Eran unos besos bien calientes. Cuando pude acercar mas mis dedos a su panocha, estaba que hervía la nena, bien mojadita. Abrió como pudo sus piernas y me dejó dedearla sin dejar de besarme y acariciarme la verga. Yo quería sacarme el fierro del pantalón pero no podía porque ella estaba encima de mi. Hizo el movimiento para mi cierre, no pudo, a ver deja yo, le dije, se movió y me saqué el camote, se volvió a agachar de ladito para empezar a chuparme el pito, pero estaba demasiado incómodo como estábamos, por mas que me acomodaba, apenas eran unas chupaditas en mi cabecita, yo quería que se ahogara con toda mi verga en la boca. Espera le dije. Medio me acomodé el pantalón, me salí del carro, di la vuelta por su puerta, la abrí y la jalé a que se sentará hacia afuera, ahí me paré frente a ella y sin pensar mas nada, ahora si, toda mi verga comenzó a ser disfrutada milímetro a milímetro por su boquita. Me besaba la cabecita, ensalivaba, chupaba, despacio, luego rápido, se ensartaba todo el camote hasta lo mas profundo que podía. Yo volteaba a todos lados para asegurarme que no hubiera peligro. Ella no se detenía. Le dije, chula, sigue mamacita, ya te quiero dar la leche. Se detuvo y me dijo que no, que quería me la ensartara, que quería sentir mi verga.
No se había quitado la blusa, aún no miraba sus tetas ricas, esas que tan hermosas se miraban. Se quitó todo, quedó sentada en la puerta del carro toda encueradita. Lindísima, lista para recibir verga. No traía condones, pero ya no importaba, nada me iba a impedir ensartar mi camote en su hoyito tan rico. Se recostó dejando las piernas hacia afuera del carro y justó asi, me acomodé yo también y sin compasión le dejé caer el primer vergazo, lanzó un grito de placer tan maravilloso que casi en automático comencé a dejarle caer mi verga sin compasión. Un mete y saca sin control, furioso, como si nunca mas fuera a meter mi verga en otra pucha. Ella feliz, pocos minutos pasaron para que se detuviera y con sus gritos y su piel chinita me regalara una corrida maravillosa. Yo cuando escuché sus gritos, me asusté, gire mi mirada para todos lados, no, no había peligro. Nada a la vista. Ella misma, me pidió que siguiera, que quería mas verga, de nuevo, mis vergazos estaban irreconocibles. Nuevamente sentía como ella en cada ensartada se miraba mas que excitada, estaba absolutamente loca de placer. Nuevamente unos minutos y me regaló la segunda corrida de ese día. En cuanto pasó su orgasmo, me pidió ayuda para levantarse, se salió del carro, se paró recargándose en el asiento, se agachó y me dejó mirar el culo en todo su esplendor, lista para recibir los vergazos desde atrás. Le dejé caer el camote y luego un mete saca loquísimo. Yo creí que ella llegaría al orgasmo de nuevo, pero me dijo, espera, y se acomodó en cuatro en el asiento, así, mas rico la ensartada, ella no sentía que se iba de boca y yo parado afuera del carro disfrutando del placer que sentía en ese momento. No aguantó mucho y se aventó una tercera corrida. Cuando pasó le dije que ya sentía no aguantar. Ayúdame a levantarme, se salió del carro, se puso de frente a mi y se sentó en la orilla, me comenzó a mamar la verga de nuevo, pero esta vez, con sus tetas incluidas en el juego. Fue rapidísimo lo que sentí, estaba listo para darle mi leche, voy le dije y le estaba diciendo cuando ya estaba arrojándole la leche sin control por la cara, las tetas, por todos lados, era un baño de semen que pocas veces tienes en la vida.
Con su boquita me exprimió hasta la última gota de semen que quedó en mi verga y luego se recostó en el asiento del carro. Yo me moví para ir a mi asiento. En cuanto me metí, la miré aún embarrándose la leche con sus dedos y con una sonrisa increíble. No tienes con que limpiarme me preguntó. Fui y saqué unas toallitas que traigo siempre en el carro, se comenzó a limpiar. Yo feliz.
Le ayudé a vestirse primero a ella, yo aún andaba sin pantalón y calzones, sin prisas, tomándonos aún las cervezas que quedaban, aún no recuerdo en que momento me los quité. Estábamos en eso, cuando miré que se venían acercado torretas de los puercos. Hay que movernos le dije. Si vamos, ya es hora, igual aquel no tarda en llamarme y no quiero que me agarre aquí recién cogida. No me puse el pantalón, solo me tapé con él. Cuando llegamos a su casa, salió su mamá a ver quién la había llevado, obviamente no me bajé del carro. Vi que le limpió con su mano el cabello. Chin, dije, mi leche y me fui.
Le quise llamar, pero no entró la llamada. Me quedé dormido, pedo como andaba. Al otro día le llamé. Me dijo que su mamá la vio toda llena aún de leche en el cabello y que solo le dijo. Métete a bañar. Que pena le dije, pero que fue todo. En la siguiente, les platico como fue que le llené la puchita de leche por vez primera y si me animo, les comparto uno de los videos ricos que tengo de ella.

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