Conociendo Directamente Al Corneador

¿Estás seguro de que puedes aguantar viéndome coger con mi novio? Me preguntó mi mujer. Le conteste que me excita mucho saber todo lo que le hacen y que ella me cuenta al regresar de estar con él y que deseaba ver, en vivo y en directo, como se la cogían.

¿Estás seguro de que puedes aguantar viéndome coger con mi novio? Me preguntó mi mujer. Le conteste que me excita mucho saber todo lo que le hacen y que ella me cuenta al regresar de estar con él y que deseaba ver, en vivo y en directo, como se la cogían.
Otra vez el hueco en la boca del estómago y la sudoración en las manos al ver como se esmeraba mi esposa en su aseo y atuendo personal para recibir a su amante. En esta ocasión me permitió rasurarle el monte de venus para dejarle solo un diminuto bigotito y me pidió elegir su ropa interior.
Llegamos al punto de encuentro. No tardo en aparecer el novio y ella le pidió subiera a la parte posterior del automóvil. El estaba muy nervioso. Le extendí la mano y me la estrecho muy levemente diciéndome “Gusto en conocerlo señor”. Sonreí y respondí que para mí era muy satisfactorio conocer al enamorado de mi esposa. Ella intervino y nos dijo que ese encuentro debería ser festejado con una buena copa. Así que enfile a un bar a las orillas de la ciudad. Al ver la elegancia del lugar, nuestro invitado se volvió a cohibir. Mayormente intimidado se noto al bajar mi consorte y ver la forma tan distinguida en que iba vestida. Ella, dándose cuenta de su reacción, lo tomo del brazo y me pidió que entre los dos la escoltáramos para entrar.
Entre brindis y brindis ella se encargó de romper el hielo platicándole que yo estaba enterado desde el primer momento en que se conocieron en la tienda de artesanías y que sabia de todas sus travesuras sexuales. El solo atinaba a responder ¿de veras? ¿de veras? Aproveché el momento en que ella (después me dijo que fue intencional) fue a los sanitarios y le comenté que ella me platicaba de todo lo que hacían en la cama, que eso me excitaba demasiado y que ahora le pedía a el que entre los dos le diéramos una buena cogida a mi señora. Eso pareció tranquilizarlo y me respondió ¡bueno, si eso quiere, está bien! Recibí un mensaje que me decía “recuerda que soy su puta y el es mi macho, no quiero escenas de celos, ni que te sientas mal” Conteste: “Tranquila, ya entró en confianza y yo estoy super excitado”.
Al salir y, delante su novio, mi esposa acaricio mi pene arriba del pantalón y riéndose dijo para que lo escuchara él ¡mira ya se paró y eso que aun no ves nada! Los dos subieron al asiento posterior del automóvil y conduje hacia la cabaña que previamente había reservado. A los pocos minutos vi, por el espejo retrovisor, que mi mujercita se había lanzado sobre su macho y comenzó a besarlo. Él, al principio, se dejaba hacer sin casi responder a las caricias y besos de ella. Yo, queriendo ver todo lo que ella hacía, elevé la intensidad de las luces del tablero. El novio, entendiendo mi proceder, comenzó a responder con mayor efusividad y besaba el cuello de mi esposa. Después desabotono la blusa y lengüeteo cuello, espalda y pecho de ella. Quito su sostén y procedió a succionar cada uno de sus pezones. A continuación, él le ordenó ¡mámame la verga! Ella se hincó entre sus piernas, desabrocho el cinturón, bajo pantalón y boxer y procedió a engullir el falo de su novio. El termino por desnudar la parte superior de mi señora y acariciaba su cabeza y masajeaba sus senos. El me decía “me gusta como me mama tu esposa” “es una experta en chupar mi verga”. Yo solo asentía, pero no descuidaba la pista pues iba manejando. A continuación, ella se incorporó y se montó sobre él, quedando frente a frente, cosa que aprovecho para lengüetear y succionar cuello, pecho y pezones de mi mujer. Me dijo: “¿no te molestas si le dejo un chupete a tu mujer?” Le conteste que le hiciera lo que quisiera pero que no dejara marcas en partes visibles de su cuerpo. Ella levanto primero su seno izquierdo y le dijo aquí, luego el derecho y también le indico donde quería el chupetón.
Llegamos a la cabaña. Ella bajo su bolsón en tanto que nosotros lo hacíamos con la botella de licor y refrescos. Después de inspeccionar la cabaña nos pidió cubriéramos bien las ventanas para que “solo tus ojos vean lo que va a pasar aquí” y se metió a los sanitarios para prepararse. El me pregunto “¿Te gusto lo que viste en el camino?” yo, señalando mi bragueta le conteste que estaba muy excitado. También me pregunto si era homosexual y desde cuando mi consorte lo hacia con otros. Le dije que no tenía tendencias homosexuales y, para satisfacer su ego, que el era el primero y único en cogerse a mi esposa. Yo le pregunte porque se había fijado en mi mujer. El me dijo que aparte de bonita tiene buen cuerpo, pero lo mejor de ella me dijo “son sus nalgas redonditas y respingadas que tiene”. Me sincere con el y le externe que mi esposa había aprendido mucho de sexo con el y que yo me sentía contento de ser el beneficiario de todo lo que había aprendido en la cama. Entonces me pregunto: ¿no te molestas en que sea mi putita? Le dije que seria nuestra putita y se rio.
Ella me llamo al sanitario. Y vi lo hermosa que es mi mujer. Ataviada con un conjunto de lencería de encaje negro, cuello en V, profundo, hasta el ombligo. Las copas que cubrían sus senos y su parte baja eran de encaje floral, transparente. Su espalda estaba descubierta y al igual que sus caderas y glúteos; solo eran atravesadas por correas de encaje. Zapatillas abiertas, de tacón alto, de color negro. Todo su atuendo hacia resaltar la blancura de su piel. Su maquillaje de labios rojos y sombras lila y su pelo crespo suelto hacían una combinación perfecta. Me dijo “observa bien como me cogen, pero no quiero escenas de celos por lo que voy a hacer”.
La tome de la mano y salimos al centro de la cabaña. El novio también se sorprendió al verla, quedando con la boca abierta. Procedí a girar a mi esposa para que el viera su espalda y glúteos desnudos y le dije: ¡Mira bien a esta mujer que te vas a coger! Luego lo llame al centro de la habitación y se la entregue diciéndole “te la doy para que la hagas gozar” el me dijo que si le permitía hacer de todo le conteste “es tu puta, trátala como tal”. Ella se sonrió y dijo “a ver si es cierto, cabrones”.
Comenzaron por besarse, ella prendida a su cuello, el rodeando su cintura con ambas manos. Se acariciaban, se besaban con ansiedad, se veía que tenían hambre el uno de la otra. Me acerque a la espalda de ella y, por mi estatura, me agache para besar sus hombros y acariciar sus nalgas. Ella al sentir mis caricias volteo y me dio un beso en los labios y continúo devorando los labios de su amante. Ella procedió a quitarle la ropa, primero la camisa y la camiseta y le dio una buena dosis de besos y chupetes a cada uno de los pezones. El correspondió a esos besos haciendo a un lado el escote de mi esposa y succionar, como becerrito, cada uno de sus senos. Luego la volteo para besar y pasar su lengua sobre la espalda, se arrodillo para besar sus nalgas y acariciarle el culo. Me acerque y la bese mientras acariciaba sus senos. Ella correspondió bajándome el cierre y acariciar mi pene. Esta muy duro, me dijo. Le dije que me calentaba mucho verla besándose con otro y “lo que aun falta me dijo” Acaricie su entrepierna y note que ella estaba muy húmeda. El se incorporo y le dio vuelta para seguirla fajando. Ella desabrocho el cinturón y desabotono el pantalón, procediendo a desnudar la parte baja. Quedo completamente desnudo y con el pene bien parado, apuntando hacia el techo.
La cargo y la llevo a la cama depositándola suavemente. Volvieron a devorarse. Ahí el no le pidió, le ordeno “mama mi verga putita mientras le enseñas el culo a tu marido” se hinco entre sus piernas y comenzó a besar la cabeza de su pene y succionar el glande, con sus uñas acariciaba sus testículos y poco a poco procedió a engullir esa verga, un poquito más larga que la mía pero más delgada. ¿te gusta lo que ves? Me dijo “porque tu esposa lo mama bien rico”. Ella seguía introduciéndosela hasta la garganta, sus labios chocaban con la pelvis del amante y seguía rascándole los huevos. Me pregunto ¿quieres probar mi verga? Le dije que no era homosexual y entonces le ordeno a mi esposa ¡besa a tu marido para que pruebe el sabor de mis jugos! Ella sin poner objeción se levantó y procedió a darme varios besos de lengüita, mientras con su mano sacaba mi pene para masturbarme. Ella me dijo “este es el sabor de la verga que me hace feliz, disfruta en primera fila como hacen gozar a la puta de tu mujer” y continúo dándole sexo oral a su novio.
Luego me ordeno a mi (comenzaba a tomar control de la situación) ¡desnuda a nuestra puta porque me la voy a coger! Ella se levantó y se acercó y me besaba mientras le desabrochaba cada una de las correas de encaje que sostenían su baby doll. La deje desnuda, solo con zapatillas y besaba sus senos y acariciaba su húmeda conchita mientras su novio se acariciaba el pene y sonreía. ¡Tráeme a esa puta a la cama! Volvió a ordenar y ella y yo a obedecer.
La acomodó boca abajo y procedió a besarle la espalda, bajando por su cintura, glúteos, piernas y pantorrillas, m i esposa se retorcía de placer pues se que su espalda es su punto débil, luego el me indicó ¡voy a dejarle marcas a tu esposa, para que recuerdes este encuentro! Y procedió a mordisquear las nalgas de mi mujer dejándole sus dientes marcados. Luego hicieron el 69. Primero mi esposa arriba y luego ella abajo. Mientras me decía ¡mira lo bien que lo mama tu mujer!¡ es una puta fantástica! Yo miraba lo caliente y excitada que estaba mi consorte. El succionaba su clítoris mientras le metía el dedo anular por el culo. Fue en esa posición cuando mi esposa comenzó a jadear y a lanzar leves grititos diciéndole ¡no pares, cabrón! ¡no pares! El movía de un lado a otro la cabeza con el clítoris de mi vieja entre sus labios y comenzó a temblar y a gritar, estaba teniendo su primer orgasmo, pero él no soltaba su clítoris, recibiendo los jugos de mi esposa en su barbilla.
La dejamos descansar, serví copas para los tres. Ella me pidió que me desnudara completamente y los acompañara en la cama. Ella en medio y con su mano derecha acariciaba mi pene y con la izquierda el de su picador. De tiempo en tiempo solo se levantaba para sorber de su copa. Estaba feliz, así nos dijo, de tener dos vergas a su disposición. De tiempo en tiempo nos daba un golpe con su dedo en el glande para que se nos bajara la erección.
Después de media hora ella comenzó por besarme los lóbulos de la oreja y succionar mis pezones y me dio sexo oral mostrándole el culo a su picador. Él se colocó detrás de mi mujer y comenzó a meterle la verga. Me repitió la misma dosis que a su novio. Se tragaba todo mi pene, hasta llegar a su garganta y rascaba con sus largas uñas mis testículos. Cuando me veía muy excitado volvía a golpear con su dedo mi glande y me decía ¡no quiero que te vacíes, primero déjame disfrutar de mi macho!
Me hice a un lado y me incorporé de la cama. El corneador seguía cogiendo de perrita a mi esposa, le daba fuertes nalgadas que pusieron coloradas las nalgas de mi mujer. Esta posición y que se la meta por el culo es lo que mas le gusta a esta putita ¿O no? Le preguntaba a mi esposa. Ella solo decía si, síguele, no pares. Luego la recostó sobre la cama, puso sus piernas sobre sus hombros y siguió cogiéndosela. Era impactante ver como se balanceaban las chiches de mi mujer a cada embestida que le daban. De cuando en cuando se daban besos. Ella bajo sus piernas de los hombros de su picador y le dio vuelta quedando montada sobre él, le dio una magnifica cabalgata, sus senos y su bamboleo frenético daban cuenta de la buena montada que mi esposa le daba.
Algo le dijo a mi esposa en la orejita que ella se bajo de su montura y volvió a darle sexo oral. A pesar de que mi mujer es buenísima mamando verga según el mismo corneador me había dicho minutos antes, lo notaba nervioso. Hasta que me dijo “mire Don, no me puedo vaciar si usted nos sigue viendo” le dije a mi esposa, tu síguele mamando la verga mientras me salgo y los dejo solos y “tu quiero que me la dejes llena de leche” (ahora las ordenes las daba yo).
Sali de la cabaña, pero hice trampa, deje la puerta entre abierta porque quería ver como se culeaban a mi consorte, Fui hasta el auto por una chamarra y regrese con mucho sigilo para que no se dieran cuenta de mi regreso. Se estaban cogiendo a mi señora en posición de cucharita, afortunadamente de espaldas a la puerta en donde estaba; escuchaba claramente lo que estaban platicando mi esposa le decía “no te preocupes, tu cógeme que después le tocara a él”. El más animoso le pidió que lo volviera a cabalgar pero ahora mi esposa se puso de espaldas y con su mano guio la verga de su amigo para introducírsela. Él le decía “que buen culo tienes mamacita y lo mueves muy rico” ella le contestaba “es tuyo ya sabes que soy tu puta”. Me sorprendió que en mi fingida ausencia mi esposa hablara vulgaridades y se entregaba, sumisa completamente, a su corneador. Le pregunto a mi esposa si dejaría que la compartiera con su compadre y ella contestaba que si “eres mi padrote y puedes hacer conmigo lo que quieras”. La puso de perrita nuevamente y se lo metió de un empujón. Mi esposa lanzo un gritito pero comenzó a dar empujones de reversa, es decir ella estaba cogiéndose a su novio. “que rico me coges cabrón” decía mi mujer “me gusta como me coges, tienes una verga muy rica”. El le daba nalgadas fuertes y el preguntaba ¿quieres que te lleve a coger con mi compadre? Ella respondía “eres mi padrote y hare lo que tu mandes” mi mujer le dijo ya me voy a vaciar házmelo mas rápido y el acelero sus embestidas sujetando fuertemente las caderas de mi mujer comenzó a venirse e instantes después mi esposa lanzaba gritos diciéndole “ya estoy terminando, cabrón”. Se derrumbaron en la cama, el encima de ella. Cuando se recuperaron ambos mi esposa bajo a exprimirle el semen que se había quedado en su uretra y limpiar con su boca el pene de su amante.
Minutos después el corneador llego hasta el automóvil en donde me había refugiado y me dijo “oiga Don, dice su mujer que ahora quiere estar con usted”. Regrese a la habitación. Mi esposa estaba muy sonriente. Me pidió que me desnudara y me dijo “te tengo dos sorpresas” me dio un beso de lengüita y me pregunto ¿te gusta el sabor del esperma de mi macho? Como había visto que ella le limpio el pene con su boca le dije que sí. Me señalo el pene y me dijo ¡mira como se ha parado esta cosita tan bonita! Luego, abriéndose de piernas me dijo que la había dejado llena de leche, que si quería podía disfrutar de la leche, calientita aun, de su macho. Le pedí que hiciéramos un 69 pero ella arriba de mí. Así lo hicimos y disfrute del semen del corneador y de los jugos de mi mujer. Luego ella me pidió que me recostara para darme una buena mamada, ella sabe que me gusta mucho que me mordisquee los testículos y la base de los mismos. Luego le pedí que montara, ella me dijo que estaba muy rozada su vagina pero que me lo merecía. Se monto y mi miembro se introdujo con facilidad por lo dilatada que estaba su conchita y lo lubricada por el semen de su amante. Excitado por todo lo sucedido en esa noche no aguante mucho y descargue abundante leche en la vagina de mi esposa.
De regreso nuevamente ellos ocuparon el asiento trasero. Le había pedido a mi consorte que se pusiera la pantaleta sin limpiarse el semen. Ahora llevaba un vestido y sus calzones. Nuevamente comenzaron a besarse y acariciarse. Imagino que el acaricio la conchita de mi esposa porque me pregunto “¿si le gusta remover el atole mío?” fue mi esposa quien contesto diciéndole “también lo ha saboreado de mi boca”. Se prendió de nuevo. Le quito el vestido a mi mujer y después la pantaleta, le pidió que se la mamara de nuevo, así lo hizo mi mujer mientras el olía los calzones de mi vieja. Viendo su reacción le dije que llegando a casa volvería remover el atole dentro de vagina de mi esposa. El se bajo los pantalones y le pidió a mi mujer que se montara. Le dije a mi esposa que no había problema en que lo hiciera ya que por ser de madrugada casi no había tráfico. La reacción mas curiosa fue que el se puso los calzones de mi esposa como mascara teniendo en su nariz el semen mío y suyo que había escurrido en esa prenda. Al igual que yo no tardo mucho en vaciarse. Nuevamente ella limpio con su boca la verga de su amante. Terminado de limpiarlo me pidió me detuviera un poquito, lo hice y ella, desnuda aun, me dio un beso prolongado, de lengüita y pasando el semen de su macho a mi boca.
Bajo del automóvil, acomodo a mi esposa en el asiento del copiloto, me dijo que se la había pasado muy bien y que quería repetir la acción de nuevo. Le dio un largo, largo beso a mi mujer y el dijo: ¡regalame tus calzones, tu esposo va a remover el atole al rato y yo quiero seguir oliendo tu pantaleta!.

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