Veterano en cuernos 1

Soy un veterano sesentón, de Argentina y quiero contarles, ya a la distancia, las cornadas que he sufrido (o no tanto), al menos de las que me enteré

Soy un veterano sesentón, de Argentina y quiero contarles, ya a la distancia, las cornadas que he sufrido (o no tanto), al menos de las que me enteré, y no fueron pocas. Empiezo con Carmen (así la llamaré aquí) una compañera de facultad con la que novié siete años y estuvimos a punto de casarnos. Linda chica, un par de años mayor que yo, muy seductora, además por su inteligencia y personalidad, ojos verdes piel muy blanca buena figura, aunque no llamativa.
La cuestión es que ya de novios nos excitaba, cuando estábamos apretando en las plazas, que ella quedara, como al descuido, con los pechos al aire (de noche) delante de algún sorprendido transeúnte. Nos divertía mucho ese juego. Al quinto año, más o menos, por nuestros trabajos, sólo nos veíamos los fines de semana, y, aunque empezamos a construir una casa para “cuando nos casáramos”, la historia empezó a perder adrenalina. Le pregunté una vez si no le gustaría conocer otras vergas antes de casarse conmigo (entonces creía ingenuamente que había sido el único en entrarle); la pregunta la sorprendió, aunque no se mostró molesta.
En fin, un día fui a la oficina en que trabajaba (vieja habitación sin ventanas) e hicimos el amor sobre el escritorio. Cuando estábamos terminando de acomodarnos la ropa, llegó su jefe, un tipo cuarentón que empezó a ironizar sobre la situación, casi groseramente. Al poco tiempo, Carmen decidió alquilar un departamento para vivir sola, lo cual me extrañó. Poco después tuvimos una pelea, y estuvimos tres semanas separados. Al volver y en pleno “precalentamiento”, me confesó que desde hacía tiempo se acostaba con su jefe, que le “había abierto la cabeza” (otras cosas te habrá abierto, pensé yo) … La cosa me molestó un poco, pero en el fondo me excitó, el tipo era dominante, casi la tenía de puta, le sacaba fotos… Yo decidí asumir la cosa y plantarme en la vida como un orgulloso cornudo, ni siquiera le pedí que cortara la relación con él, ni ella lo propuso. Pero ni eso salvó nuestra historia, y al poco tiempo nos separamos.
Varios años después, una antigua amiga y compañera de facultad que reencontré, al aparecer el tema de Carmen me dijo que, aunque no le constaba, se comentaba que salía con otros tipos mientras noviábamos… o sea que mis cuernos eran de larga data… Esta historia recién comienza…

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