Hola, les compartiré uno de los mejores momentos de mi vida, mi esposa siendo follada por mi amigo.
Mi esposa Andrea tiene 33 años, y esto sucedió cuando tenía 28, durante mucho tiempo le había dicho lo que quería, mi fantasía, a lo que ella al principio se negó rotundamente, pero luego ya no me respondía solo me miraba pícaramente, eso ya era un gran paso, una noche le propuse presentarle a un amigo con el cual podía realizar mi gran sueño y fantasía, con la condicion que si no le gustaba o no le atraía simplemente hablabamos un rato y nos retiramos, ella aceptó así que hable con mi amigo, el cual ya sabía mis intenciones, de manera que quedamos en ir a su casa un sábado por la noche.
Andrea no se puso nada extraordinario, la verdad es que a ella todo le queda bien, una falda a medio muslo y una blusa con escote en su espalda, mi esposa es una bellisima latina trigueña, alta delgada con su boquita pequeña y ojos coquetos, unas piernas largas, firmes y gruesas hermosas para ver y acariciar, su cabello es ondulado, sus pechos medianos y un trasero hermoso y tentador.
Llegamos a casa de Daniel mi amigo, abrió la puerta y enseguida note la atracción (no tenía dudas de aquello ya que Daniel es un tipo alto de buen físico y bastante atractivo) nos hizo pasar a su sala y le di 2 six pack de cervezas que había llevado, el tenía una botella de whisky así que optamos por su bebida.
Desde el inicio el ambiente fue bueno, la química fluyó y mi esposa se sentía a gusto, hablamos de trivialidades, bromas y anécdotas, ya con media botella consumida era el momento para ir poniéndole picante a la noche.
Daniel propuso jugar “verdad o reto” a lo cual accedimos, el juego para nosotros era nuevo y nos gustó mucho, si decir una palabra ni planear nada Daniel y yo hacíamos lo posible porque Andrea perdiera prendas rápidamente, ella también estaba muy desinhibida y estaba disfrutando la situación, Andrea pidió verdad y le pregunté… Del 1 al 10 cuánto te gusta Daniel? Ella respondió 9 ahí me di cuenta que esa noche iba a ser cornudo, Daniel pidió un reto y le pedí que diera un masaje a Andrea en el cuello, Andrea pidió un reto y Daniel le pidió que Levante mi camisa y lama mi vientre, luego de eso Andrea entre reto y reto Andrea perdió su blusa y su falda, Daniel le ofreció una toalla para que se cubra y siga jugando, rato después le pedí a Daniel que le diera un beso corto en la boca (quería ver cómo reaccionaba mi esposa) eso se dió muy bien y Andrea estaba encendida definitivamente, ese beso corto se convirtió en uno apasionado bastante largo, mi exitacion estaba elevándose rápidamente, Daniel le pidió a mi esposa que se quite la ropa interior y ahora mi esposa estaba desnuda cubierta únicamente por una toalla frente a un desconocido, el whisky seguía consumiendo se y nosotros cada vez más alegres y encendidos por la erótica situación.
Daniel me pidió que le haga sexo oral a Andrea, la recosté en el sillón le levanté la toalla y comencé a lamer y saborear ese concha empapada, nunca la había sentido tan deliciosa como en ese momento, unos segundos después levanté mi cabeza y vi que Daniel y mi esposa estaban besandose freneticamente, yo me levanté tome mi vaso y me senté en el sofá frente a ellos, me miraron y les dije por favor sigan, este memento es de ustedes.
Siguieron besandose, está vez sus manos recorrían sus cuerpos, Daniel besaba su cuello mientras le quitaba la toalla, su mano comenzó a recorrer los senos de mi esposa bajando por su vientre y llegando a su lubricada conchita, comenzó a chupar sus pezones y mi esposa emitía pequeñitos gemidos con sus ojos cerrados y su mano sobre la cabeza de Daniel sus dedos buscaron la entrada de la concha de mi esposa, le metió fácilmente dos dedos, su exitacion estaba en el punto más alto, llegó al orgasmo al poco rato, ella clavó las uñas en su espalda y gimió fuertemente, diciéndole “que rico papito” llame a Daniel y le di un preservativo, mientras el se lo colocaba Andrea me miraba lascivamente, nunca me había mirando así.
Daniel le dió la mano, la llevo a la cama la tumbó, abrió sus piernas y la penetró hasta el fondo de una sola vez, Andrea jadeaba, cerraba sus ojos levantaba y abría sus piernas tanto como podía, Daniel la penetraban fuertemente la besaba, acariciaba sus tetas y yo estaba a punto de correrme, esa imagen de ver a mi esposa disfrutando al máximo del sexo con otro hombre era lo que siempre había querido y lo había conseguido, un momento mágico.
Dejaron la pose de misionero y la puso en cuatro, a mi esposa le encanta esa posición, sus cuerpos sudados de tanta fricción, Andrea gemía sin vergüenza le pedía más y más, fue alucinante ese momento para mí, la puso al filo de la cama tomo sus tobillos levantando los hasta donde pudo y la volvió a penetrar, Andrea aruñaba la sábana mordiéndose el labio yo estaba a punto de correrme, estaba aguantando lo que más podía, necesitaba seguir con la misma calentura para seguir disfrutando del espectáculo, Daniel estaba por correrse, se quitó el condón y lleno de su semen el vientre de mi esposa, se recostó junto a ella, yo salí del cuarto me servi un trago triple y encendí un cigarrillo, saqué mi verga y me hice una paja, pocos segundos después tuve la mejor y más abundante corrida que había tenido, seguí sentado y los espere a que salieran.
Luego de media hora de haber entrado a la ducha juntos (volvieron a follar ahí pero eso no lo ví, me lo contó Andrea después) bebimos un par de rondas, lo que quedaba de la botella, mi esposa sentada junto a Daniel, con sus cabellos mojados por la ducha se besaban se reían, parecían novios, eso me volvió a encender, pero teníamos que irnos, teníamos que volver a casa, nos despedimos con un apretón de manos y Daniel y Andrea con un beso en la mejilla porque estábamos afuera de su casa.
Luego de eso volvimos a reunirnos está vez en nuestra casa, pero eso es otra historia.
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