Relatos Eroticos Con Fotos

Conociendo a Mama

Soy el típico caso del hijo no buscado, procreado por casualidad, en una noche de placer, no estaba en los planes de papá y mamá.

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Soy el típico caso del hijo no buscado, procreado por casualidad, en una noche de placer, no estaba en los planes de papá y mamá.
Cuando llegué al mundo, Brian, mi hermano mayor tenía ya doce años, y Lara, mi hermana, diez.
Eran muchos años de diferencia, mis padres ya habían tenido la parejita y nada les hacía prever que llegara otro embarazo
Mi padre no sobrevivió muchos años a mi nacimiento, yo era pequeño cuando tuvo un ataque cardíaco por lo que casi no tengo recuerdos de él y murió siendo bastante joven
Papá le llevaba casi veinte años a mamá, él era médico, venía de un divorcio de pareja y en esos días, mi madre era su joven secretaria.
Mis abuelos maternos nunca habían aprobado esa relación y se habían distanciado al punto de cortar toda relación, mis abuelos paternos, con el fallecimiento de papá lentamente, y naturalmente se fueron distanciando de la familia

Así de retorcida y complicada fue mi infancia, y crecí un poco en ese entorno, un poco solo, un poco a los golpes
Yo casi no supe lo que significaba pasar un fin de semanas con los abuelos, y eso era lo de menos, nunca tuve esa figura paterna que todos mis amigos de colegio tenían, para el día del padre yo solo llevaba flores al cementerio.
Brian y Lara siempre fueron buenos conmigo y era ‘el malcriado’, no puedo quejarme, pero siempre se hizo demasiado obvio que estábamos en distintas fases de nuestras vidas.
Mamá era lo más cercano que tenía en referencia a la familia, una mujer demasiado bonita y llamativa, siempre lucía bien y en esos años de inocencia ella era solo mi mamá, por cierto, la mejor mamá del mundo.

Al principio yo no entendía algunas cosas, la relación entre mamá y Brian siempre había sido escabrosa, pero con el correr del tiempo, las discusiones iban ganando en intensidad, y las distancias entre ambos se hacían cada vez mayores. Las cosas solo se agravaron entre ellos cuando mi hermano fue adulto y decidió irse a vivir a un departamento por su cuenta.
Pero la historia se repetía una y otra vez, cada vez que él venía rápidamente empezaban las discusiones que terminaban a los gritos y portazos de por medio, yo sabía que las cosas estaban mal pero no sabía a ciencia cierta cuales eran esas cosas.

Lara, por su parte, tenía otra postura, ella no era de confrontar, era de las que preferían hacer un mal arreglo antes de entablar una guerra, y elegía no entrometerse en la vida de mi madre, pero tampoco dejaba que ella se metiera en la suya y era muy jovencita cuando se fue a vivir con un médico que le llevaba algunos años, tal vez repitiendo un poco la historia que había pasado entre papá y mamá.
Las cosas parecían ir bien entre ellos y podría decir que Lara era la más feliz en el grupo familiar, siempre estaba con proyectos y siempre mantenía ese perfil de mantener la familia unida por sobre todas las cosas

Y yo fui creciendo, pasando de mi niñez a mi adolescencia y de mi adolescencia a mi adultez, casi codo a codo con mi gran apoyo, mamá, y poco a poco, cosas en las que yo no pensaba cuando era pequeño empezaron a llamar mi atención.
Mi madre trabajaba fuera de casa, en mi realidad ella hacía servicios de cadetería, por lo que no tenía horarios fijos, ni un lugar de residencia laboral, eran solo entregas de un sitio a otro y siempre la llamaban por teléfono, de hecho, ella parecía tener el celular pegado a su mano derecha, a veces se ausentaba poco más de una hora, a veces eran varias, a veces parecía tener solo un encargo al día, a veces estaba muy ocupada, y solo era así, siempre había sido así.

Pero cuando dejé de lado mis autitos de colección y empecé a ver a las chicas de mi edad de otra manera, también empecé a notar algunas cosas en mi progenitora.
Naturalmente, conocía a las madres de mis amigos, los del colegio, los del barrio, y también veía a las vecinas, y todas parecían ir cumpliendo los ciclos lógicos de vida, con los años habían avejentado, habían engordado, muchas se cuidaban, pero el paso del tiempo en mayor o menor medida iba dejando su impronta, arrugas, canas, y había señoras de treinta, señoras de cuarenta, señoras de cincuenta y hasta señoras de sesenta, pero mamá era diferente a todas las mujeres que estaban en mi vida.

Mi madre que ya había pasado los cincuenta años lucía como una mujer de treinta, y se veía mucho más bonita y atractiva que muchas chicas jóvenes, incluso de veinte, y ese glamour de la experiencia le daba un atractivo especial, como un vino añejo.
Pero no era solo eso, ella parecía esas modelos de tv, de revista, sus cabellos estaban siempre bien teñidos y acomodados, su rostro maquillado, sus ojos delineados, era raro no verla sobre finos tacos altos, con pantalones ceñidos, con cortas faldas, con profundos escotes, con una andar cadente y seductor, ella tenía un atractivo particular, sensual, y una armonía física admirable, grandes pechos, gran cola, cintura pequeña y piernas musculadas y torneadas.

Y ella siempre regalaba simpatía y se mostraba muy seductora, muy entradora, y podía notar un poco el recelo y falsa amistad de otras mujeres con las que se codeaba, como así también la manera en que otros hombres la miraban, o le hablaban, o las sonrisas que le regalaban.
Y empezaron los conflictos con mis propios amigos, esos de toda la vida, porque tenían mi edad, pero no dejaban de mirarla como a una puta, y es que ella no hacía nada por no dar esa imagen y entraba en molestas discusiones
Yo no quería verlo, no quería aceptarlo, quería tapar el sol con la mano, pero yo me sorprendía a mí mismo mirándola como mujer, y tenía erecciones, y pensamientos sucios y morbosos.
Muchas veces me tocaba darle una mano en las cosas de la casa, y me caía en suerte bajar las prendas secas del tender después del lavado, y entre tantas cosas siempre había tangas demasiado pequeñas, corpiños muy llamativos entre transparencias y bordados, y hasta conjuntos con ligas que no cuadraban demasiado con una mujer viuda que se ganaba la vida con servicios de cadetería.

Esa tarde cuando llegó Brian, adiviné que habría problemas en puerta, como siempre, pero nuestra madre no estaba, nos saludamos como hermanos, con un abrazo y lo invité a pasar, vino a mi cuarto donde yo estaba jugando juegos online en mi pc de escritorio, lo invité a participar un rato y me reí de sus continuos fracasos, era realmente malo para esas cosas, y maldecía en todos los idiomas, hasta que se hartó y dejó todo de lado, fuimos a la heladera por unas cervezas y nos sentamos en la puerta de casa, en la acera, bajo el marco de ingreso, lado a lado.
Hablamos un rato, me preguntó cómo iban mis cosas, mis estudios de informática, mi mundo dentro de las computadoras, si era que tanto me gustaba y como iba en mi carrera de analista en sistemas, le pregunté por su vida en solitario, en su pequeño departamento, por sus novias de ocasión y por su empleo, él estudiaba ingeniería civil en una carrera que pensaba que nunca terminaría, avanzaba a cuenta gotas, a paso de tortuga.

La charla se fue hacia los deportes, nuestro amado club de futbol, las incorporaciones, los jugadores, el técnico y la posición en la tabla, y la situación de los dirigentes, cambiamos ideas y del rol de hinchas pasamos al de jugadores, me dijo si seguía jugando fútbol cinco, y que no olvidara llamarlo cuando le faltara alguno, cosa que jamás sucedería porque mi hermano como futbolista era tan malo como jugador de play.
Y poco a poco nos fuimos quedando sin temas de conversación, los autos no eran lo nuestro y la política menos así que pronto se hizo un pronunciado silencio entre ambos, medité un poco me decidí a soltar una pregunta que siempre reprimía

Brian, quiero preguntarte algo… siempre quise hacerlo – disparé –
Adelante hermano, sin problemas! – respondió con una sonrisa marcada en sus labios –
Es fácil, – tiré – cada vez que vienes, terminas a los gritos con mamá, pero, por qué discuten?

Brian borró la sonrisa de su rostro y me miró perplejo, como sin entender mi pregunta, se acarició la barbilla y luego sacudió con su mano mi corta melena, me miró y dijo

Ya estás grande, pero Benja, sos tan inteligente para tantas cosas y tan estúpido para otras, a veces me asustas…

Me quedé un tanto ofendido por sus palabras y lo invité a seguir adelante, entonces trató de hacerme pensar y que la repuesta cayera por peso propio

Como te crees que nuestra madre se gana la vida? con un ‘servicio de cadetería’? no te parece que luce demasiado atractiva? alguna vez notaste algo de su empleo? nunca llegó tarde? nunca te despertaste y no estaba? acaso te parece una mujer como cualquiera? acaso un simple empleo de cadetería pagaría la vida lujosa que llevas adelante?

Yo… – apenas si pude balbucear, entonces aceleró a fondo –

Benjamin, Benjamin, no seas inocente! nuestra madre tiene el oficio mas antiguo del planeta! pero no puedo creer que seas tan ciego!

Mierda, mi madre era una puta y si, era muy normal lo que mi hermano decía, y en ese caso entendí sus constantes conflictos

Y Lara? ella nunca dice nada? – volví a preguntar –

Lara no quiere entrometerse y como el ñandú entierra la cabeza bajo la tierra cuando hay un conflicto, ella prefiere vivir su vida con su maridito, y la verdad, creo que nuestro cuñado es un flor de cornudo, si, el tema es de familia…

Pero no puede ser… mamá… – respondía incrédulo, o no, no era incrédulo, era asumir lo que me negaba a asumir –

Brian le dio una patada a la lata vacía de cerveza, arrojándola al medio de la calle, como descargando su ira, entonces, mas tranquilo me abrazó fraternalmente y me dijo

Benjamín, te voy decir algo que tal vez no debiera decirte, porque vos eras muy pequeño, por qué no le preguntas a mamá el motivo real de la muerte de papá? las amarguras y depresión diaria que ella le hacía vivir dándose la vida de reina? y cómo reventó su corazón envenenado de impotencia?

Seguimos hablando por más de una hora, pero esas palabras no quedaron en mi memoria, ya había escuchado lo que no quería escuchar.

Me relaje en mi soledad cuando Brian ya se había retirado, era lógico, mi madre vestía como puta, caminaba como puta, hablaba como puta y tenía una vida de puta.
Yo no tomaría una postura de confrontación extrema como Brian, tampoco el otro extremo de pasividad absoluta de Lara, yo buscaría jugar mis cartas de otra manera.
No había peor ciego que el que no quería ver, y ahora había abierto los ojos, supe que mi madre estaba en las redes, que tenía una página paga, que mis mejores amigos se masturbaban a mis espaldas con sus fotos, y que muchos de los hombres con los que me cruzaba día a día ya se la habían cogido.

Con mis estudios avanzados en informática, con conocimientos muy por encima de la media, no me costó crear un falso perfil y bucear por las redes hasta dar con ella. Era raro, muy raro para mi ver a mi madre vestida como puta a través de una pantalla, porque era ‘mi madre’, pero la veía como mujer, y eso me calentaba demasiado.
La primera vez, estando solo en casa, empecé a mirar sus fotos con mi notebook, su rostro, sus tetas hermosas, su cola, su conchita rasurada, sus poses de puta y lo buena que estaba, mamá, mamá querida! No podía resistir la tentación de masturbarme y cuando escupí todo mi semen caliente sobre la pantalla de la notebook, sobre sus fotos, me pareció un morbo demencial.
Después de limpiar todo me juré no volver hacerlo, pero la situación era demasiado adictiva para poder rechazarla.

Poco después la contacté, obviamente con mi perfil falso y empezamos a interactuar, mi madre me prometía cositas nuevas si, mostrarme su intimidad en vivo, con lencería, con juguetes y muchas cosas más, si es que estaba interesado debía meterme en su servicio pago y solo quería saber hasta donde ella era capaz.
Hice números, y una tarde como casual, saqué el tema de un curso que quería hacer, algo inventado, mi madre no tenía idea sobre mi vida de estudiante por lo cual casi ni inquirió y me dijo que podía disponer del dinero.
Sería demasiado cómico, ella, sin saberlo me daba su dinero para que yo por otro lado pagara por el servicio que me vendía

Nos sentamos esa tarde lado a lado de una pantalla, en vivo, solo para mí, la transferencia bancaria anónima estaba realizada, ella estaba muy bonita en un cuarto que seguramente tendría por ahí, caminaba de lado a lado, muy sexi, con sus enormes tetas desnudas, una tanga negra diminuta y unas medias de nylon muy ricas, sobre zapatos de finos tacos, me preguntó que quería ver, y como ya le había dejado saber por escritos previos saqué el tema de su cola.
No podía creerlo, pero estaba con la verga dura, masturbándome con mi propia madre, insano, ella de sentó frente a la cámara, sacó su tanga sensualmente, abrió sus piernas, su concha desnuda quedó en primer plano y un enorme juguete que mantenía oculto en su trasero quedó expuesto a mis ojos.

Ella se masturbaba muy puta, acariciando sus tetas, su concha y por supuesto, metiendo y sacando el consolador de su dilatado culo, sabía que era solo un show pago y mostraba lo que un hombre quería ver, pero mamá… jamás imaginó que estaba trabajando para su hijo, y su hijo no podía dejar de masturbarse con lo que veía.
Fue por más, había en ese sitio una maquina con un consolador enorme, ella se puso en cuatro, lo apuntó en su culo y solo la puso en marcha.
El trasero de mi madre lucía majestuoso, perfecto, sus nalgas, sus curvas, y ese juguete rojo furioso entrando y saliendo de su dilatado esfínter, como la mejor de las perras.
Ella gemía, me decía bebe, si me gustaba porque ella estaba muy caliente, imaginaba que era mi verga la que le destrozaba el culo y a mí me enloquecía, porque sabía que solo hacía su trabajo, pero una vez más, era mi mamá, y seguro así también enloquecía a mis amigos, a extraños y solo no pude y terminé eyaculando por todos lados.

Entonces se puso de lado, ahora agregando a la máquina un segundo juguete para mostrarme en primer plano una doble penetración, el rojo por detrás y uno blanco por delante, en un juego muy porno que me tenía enloquecido, y le pedí que aumentara la velocidad, más y más, parecía que la reventarían por ambos lados, y sus gemidos me sonaron reales, tan reales que hasta lastimaron mis oídos placenteramente, me preguntaba si me gustaba, y que se imaginaba mi verga caliente y que eso la encendía, y solo volví a sacar toda la leche de mis testículos por segunda vez.
Aún quedaba tiempo, estaba reclinado sobre la silla, con mis auriculares JBL pegados a mis oídos y la enorme pantalla que habitualmente usaba para mis juegos de play con las imágenes en vivo de mi madre

Le pedí como último regalo, dado que aún quedaban unos minutos que me mostrara en primer plano como una puta como ella chuparía una pija, como si a mí me lo estuviera haciendo. Ella tomó el juguete blanco que había tenido en su concha rasurada y empezó a chuparlo cerca de la cámara, primer plano, y yo solo no podía, porque lo hacía muy rico, muy vívido, muy natural, y como si fuera un glande real y la mirada de sus ojos se anclaban directos a la lente y antes que se me terminara mi tiempo pago eyaculaba por tercera vez.

Cuando mamá llegó a casa me sorprendió distendido jugando a la play, en mi misión de piloto de caza contra una avanzada rusa.
Después nos sentamos a cenar, me preguntó que tal mi día, y yo que tal el suyo, me dijo que estaba cansada, mucho trabajo, con una sonrisa de pecado en mis labios la escuchaba sin poder creer su doble personalidad, y me daba morbo que ella jamás imaginara quien terminaba de pagar por su tiempo.
Solo la besé en la frente antes de ir a la cama, le dejé saber que mi curso había estado excelente, y que por supuesto, necesitaría más de su dinero para futuras sesiones

Brian sigue con sus eternos enfrentamientos, las discusiones con mi madre siguen siendo moneda corriente, Lara mantiene su perfil bajo, de no entrometerse, lo bueno es saber que me va a hacer tío, mamá está cada día más bonita y yo sigo mis días tranquilos de estudiante, cuando me preguntan si no pienso tener novia, por el echo de que me ven siempre solo, solo me sonrio, y contesto que no, que así estoy bien, porque tengo en mi corazón a la mas bonitas de las mujeres, aunque tenga que pagar por ello, aunque ella nunca lo sepa

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