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Sexo Con Un Hombre Maduro

La vida en un apartamento sola puede ser muy divertida, y esta mujer decidió buscar su aventura con su vecino, un hombre maduro.

Co un hombre maduro

Mi experiencia con un hombre maduro – Era un día de temperatura muy caliente. Era fines de Noviembre. Estaba en mi apartamento, al que me había pasado, Vivía sola, me vine a Bogotá, el pueblo donde vivía era demasiado tranquilo para mi, por lo que apenas pude, me vine a la Ciudad, conseguí trabajo de vendedora en una tienda de ropa.
Eran cerca de las 11 pm, estaba muerta de sed, abrí la nevera, y solo había agua y gaseosa, pero estaba con antojo de tomar una cerveza. Llevaba puesta solo ropa interior de color negra. Busqué lo primero que encontré y me puse una pantaloneta de jean ajustado, un top y unos tenis.

En la puerta del edificio había un hombre disfrutando un cigarrillo, ya lo había visto en un par de ocasiones, las dos veces fumando también.era atractivo un poco mayor pero sus canas lo hacen ver interesante y sus labios eran sensuales sin darme cuenta me había quedado mirándolo

Las tiendas estaban cerradas, pero a dos cuadras había una estación de servicio que tenía un pequeño local que estaba las 24 horas abierto. Fui directo a la nevera, agarré dos cervezas volví caminando con mucha tranquilidad hacia mi casa, primero por el calor y segundo para tomar un poco de aire, En la puerta del edificio había un hombre disfrutando un cigarrillo, ya lo había visto en un par de ocasiones, las dos veces fumando también.era atractivo un poco mayor pero sus canas lo hacen ver interesante y sus labios eran sensuales sin darme cuenta me había quedado mirándolo, Lo saludé, y el también me saludó.

Estaba abriendo la puerta de entrada del edificio, y me detuve. No me invitas un cigarrillo, le pregunté. No era fumadora, pero en las salidas con mis amigas en mi pueblo, me encantaba sentarme en un parque con ellas y conversar mientras fumábamos.

Si, por supuesto, me dijo y me acercó la caja de cigarrillos, para que me agarre uno. Gracias, dije. Me lo puse en la boca y sacó un encendedor y lo prendió
Eres nueva me pregunto, Vine por trabajo y ya estaba cansada de la vida de pueblo. Es otro mundo la Ciudad. Le conté.

A mi me vendría bien alejarme un poco, ir al campo, o algo así, vivo con mi mujer y tres hijas. Una es de tu edad por eso salgo a distraerme es un poco complicada mi vida, no te envidio , le dije. Gracias, sonrió respondiendo, terminé el cigarrillo, le agradecí, y me despedí, no quieres otro? me preguntó, te agradezco, pero uno es suficiente, aún le faltaba terminar, mas de la mitad del cigarrillo, y lo tiro al suelo, mejor me voy contigo me dijo, no es bueno tanto tiempo solo para pensar.
Estábamos esperando el ascensor, y de la nada, me dijo: – Como son las cosas de la edad si tuviera la misma edad tuya no sabes lo que te haría en este instante- me sentí intimidada, le sonreí, justo llegó el ascensor y subimos pero un silencio nos invadió, de repente una duda me llego – Fue en serio lo que me dijiste abajo? – Si, ni lo pensaría. Respondió, cerré la puerta y le dije, estas de suerte hoy, se quedó mudo, estoy segura que jamás se lo imaginó que una chica de 25 años , le respondería de esa manera.

le pedí a mi vecino que colocara seguro, no creo que suba nadie a esa hora, pero nunca se sabe, me saqué la pantaloneta y el top, seguí con el brasier y finalmente me bajé la tanga, quedé completamente desnuda. Solo tenía puestos mis tennis, de color blancas, mi vecino quedó en shock

Me pasa todo el tiempo los hombres te intimidan y en el momento de enfrentarlos se arrepienten o suelen no ser lo que se esperaba, pero el solo se quedo callado esperando que yo tomara la iniciativa, apreté el botón del último piso para llegar a la terraza, había que subir un piso por escalera, el ascensor se detuvo en el piso 21, ya que mi vecino, lo había apretado, esperamos unos segundo y siguió subiendo, finalmente, llegamos al piso 24. Abrí la puerta. Apenas salí. Me preguntó:

– Estas segura? lo dije sin pensar, podrías ser mi hija. – Muy segura. Que estas esperando? Le pregunté, sabia que toda su experiencia lo hacia sentir seguro lo unico que temia era mi edad, pero yo estaba lista, estaba muerto de miedo, hasta me dio pena verlo asustado por lo que estaba por pasar, la verdad, es que no lo hacía solo como un favor. Siempre me gustaron los maduros, desde chica. Hubiese estado con alguno en mi pueblo, pero es complicado, se conocen todos, y una vez que empieza a decirse que estuviste con un maduro ya quedas marcada como una daña hogar.
Subimos la escalera hacia la terraza, la puerta estaba cerrada pero sin llave. Era una puerta metálica y pesada, que hacía mucho ruido cuando la abrías, ya en la terraza, le pedí a mi vecino que colocara seguro, no creo que suba nadie a esa hora, pero nunca se sabe, me saqué la pantaloneta y el top, seguí con el brasier y finalmente me bajé la tanga, quedé completamente desnuda. Solo tenía puestos mis tennis, de color blancas, mi vecino quedó en shock, no podía creer lo que estaba viendo y aunque yo estaba segura de lo que hacia al ver como me miraba me intimido un poco sentía como su mirada me recorría entera. – Bueno, que era lo que me querías hacer? Pregunté, tardó unos segundos en responder, muy nervioso me dijo me encantas, le sonreí, me acerqué, le desabroché el pantalón de jean, se lo deje caer, metí mi mano por debajo de su bóxer, y empecé a jugar con sus bolas y su verga. mi vecino jadeaba, me acerqué a su boca, nuestros labios se tocaron, y metí mi lengua dentro de su boca, nuestras lenguas comenzaron a jugar entre ellas, mientras seguía con mi mano derecha jugando con su verga

Pasaron unos minutos, y me pidió disculpas:

– Perdoname, ya tengo 60 años y no se si podre, tranquilo le dije déjame consentirte por favor, nos seguimos besando unos minutos mas, y le tome la mano, lo llevé contra las barandas de la terraza. Fuimos despacio, que tenía el pantalón bajo sobre sus tobillos. Se apoyo sobre estas, casi sentado, quería relajarlo, darle una experiencia como pudo haber imaginado, me arrodille enfrente de mi vecino, le bajé el boxer, y puse mi boca contra sus bolas. Los besé delicadamente, luego comencé a acariciarlos, pasando la punta de mi lengua, recorriendo su verga, seguí con mi lengua, ahora lamiendo , y con mi mano derecha, jugaba con su verga, no tardó ni dos minutos, que pude sentir como su miembro empezaba a crecer en mi mano, los chupe, dándole un gran placer, podía escucharlo jadeando, y me hizo comenzar a mojarme. Su verga ya estaba completamente dura, la cabeza de su miembro era bastante ancha, me la metí hasta el fondo, con movimientos suaves, y presionando con mis labios, fui masturbándolo, llegaba hasta el fondo de su verga haciéndolo sentir cada vez mas y mas placer.
Le escupí la verga un par de veces y esparcí con mi mano derecha mi saliva, para lubricarla, me levante, me escupí la yema de mis dedos, y me humedecí la entrada mi ano. Apenas me metí un dedo, para dilatarle, por el tamaño de la pija de mi vecino, con mis manos, agarré la baranda, incliné mi cuerpo, quedando en un ángulo de 90 grados, y le dije que estaba lista, se acercó por atrás, con movimientos torpes, me chocó por atrás con fuerza, me asusté bastante, la baranda era baja, y estábamos en un piso 25.

estaba por irse cuando le dije que espere, toma, te la regalo, le di mi tanga negra, guardarla de recuerdo, para tu oficina, la puso contra su nariz, se rió y se fue, estaba realmente feliz

Con mi mano derecha, busqué su miembro, lo acomodé en la entrada de mi cola, su cabeza estaba contra mi ano, Con su mano se ayudó para penetrarme, hundiendo su verga dentro de mi cola, me hizo doler levemente su cabeza, pero no tardó en estar adentro. Ya con su cabeza dentro de mi cola, me tomó por las caderas, y empezó a penetrarme, a un ritmo tranquilo, me dio mucho placer, no me hacía doler el tamaño de su pija y era un tamaño que me permitía disfrutar completamente. Sentía ese ruido a golpe seco de su cuerpo contra el mio. Su pene entraba una y otra vez por mi cola, mi vecino jadeaba, y yo gemía de placer. – Puedo venirme adentro me preguntó, no tuve tiempo de responder cuando se vino dentro de mi cola. Quedo jadeando. Sentí como sacaba su verga de mi cola y se tiro al piso, los dos nos miramos y nos regalamos un beso, te acompaño a tu casa, me preguntó, me quedo un rato y me voy, gracias igual, dije, me agradeció, se acomodó la ropa y estaba por irse cuando le dije que espere, toma, te la regalo, le di mi tanga negra, guardarla de recuerdo, para tu oficina, la puso contra su nariz, se rió y se fue, estaba realmente feliz, me había olvidado de pedirle un cigarrillo a mi vecino, que nunca supe como se llamaba.

Fui contra una baranda, me apoyé con mi mano izquierda, y con la mano derecha, empecé a acariciarme mis labios vaginales, pensando en mi vecino. Luego seguí con 2 dedos penetrando, y con mi pulgar acariciaba mi clítoris, aguanté poco, en menos de 5 minutos me había venido, había unas toallas colgadas, me limpié mi vagina, me sequé todo el cuerpo y me vestí, esta vez, sin la tanga, baje por escaleras hasta mi departamento, estaba con mucho sueño, solo quería dormir me tire a mi cama con una sonrisa pensando lo rico que fue la experiencia y el nuevo amigo que había hecho.

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2 Comentarios
  1. Está muy buena la istoria ,a mí me gustaría conocer a una gordita madura y muy esquisita,para tener la misma suerte y aserla muy feliz y sin importar que sea casada ni con hijos

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    • Excelente relato, sigue publicando más experiencias con hombres mayores. Me encantan. Te mando besitos bebé…

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