Mi prima y yo somos amantes. Parte II

Aun recuerdo con algo de pena, aquella tarde en casa de prima. Yo estaba demasiado excitado que con tan solo un par de caricias, terminé viniendome en su mano.

La primera mamada.

Aun recuerdo con algo de pena, aquella tarde en casa de prima. Yo estaba demasiado excitado que con tan solo un par de caricias, terminé viniendome en su mano.

Yo me disculpé y ella me dijo que ese sería nuestro secreto.

Luego de aquella penosa experiencia, yo estaba determinado a tener sexo por primera vez.

Durante esa semana, mi prima me llamó para decirme que estaría sola toda la tarde y que quería verme para continuar lo que habíamos empezado.

Inmediatamente me fuí al baño para masturbarme y evitar así correrme antes de tiempo al estar con ella.

Luego fuí a su casa y sin decir nada nos fuimos a su recamara. Retomamos justo en donde nos habíamos quedado.

Tan pronto nos desnudamos, chupé sus ricos y deliciosos pechos. No son muy grandes pero bien formados y con unos pezones rosaditos.

Mi mano se deslizó hasta un conchita. Estaba muy húmeda y tibia. Ella gemía suavemente. Poco a poco fui bajando hasta besar su vagina, su olor era delicado. Ella bajo su mano y con sus dedos abrió sus labios vaginales dejando expuesto su clitoris invitándome a chupalo.

Yo no sabia muy bien qué hacer, así que seguí las instrucciones que ella me daba.

Su respiración fue cada vez más intensa, gemía delicioso sintiendo mi lengua, yo saboreaba sus jugos vaginales que se escurrian hasta su culito rosado.

Al mismo tiempo ella se tocaba las tetas y los pezones hasta que de pronto se vino mientras la comia delicioso.

Luego ella me recostó en la cama y tomó mi pene entre sus manos, lo besó delicadamente y pasó su lengua desde la base hasta la punta, después se lo metió a la boca. Yo no podía dejar de ver como mi querida prima me daba esa mamada tan deliciosa.

Yo comenzé a gemir y ella me miraba a los ojos deborandome la verga.

Tan pronto como se dió cuenta que estaba a punto de venirme, me agarró los huevos delicadamente hasta correrme en su boca.

Fue delicioso. Nos quedamos los dos tumbados en su cama un rato y luego me dijo…

“Me gustó mucho primito, nos vemos pronto”

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