Relatos Eroticos Con Fotos

Orgasamo, Ana y Max

Era un día cualquiera, un barrio tranquilo, limpio, todas las casas, todos los árboles, todo estaba perfecto para festejar el orgasmo

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Era un día cualquiera, un barrio tranquilo, limpio y simétrico, todas las casas, todos los árboles, los buzones, el césped, todo estaba perfecto para festejar el orgasmo, y en una casa blanca de grandes ventanales y muros altos sucede nuestra historia.

Ring… Ring… Suena el timbre.
– “Voy…”
La puerta se abre lentamente…
Una joven le salta encima a la visita, ella, trigueña, de ojos verdes, cabello largo y riso, con una batica transparente, abierta casi hasta el ombligo y cortita a punta de nalgas que dejaban muy poco a la imaginación ya que ni siquiera traía ropa interior.
– “Mi amor”
Aunque mayor que ella, se podía notar por su rostro y rasgos rudos, un joven de menos de 30 años, fornido, mirada intensa y penetrante… El joven ni se estremeció, Ana, nuestra protagonista, pesaba unos 60kg.
– “Hola, bebé”
La acogió en sus brazos fuertes y la besó apasionadamente por unos segundos apretándole el culo.
– “Ya, papi, que estamos fuera” “Ven”
Lo tomó de la mano y se dispusieron a entrar a la casa.
Ella se dió vuelta, el la miró de arriba a abajo… Se mordió los labios, podía verle todita las nalgas, como se meneaban una contra la otra, es delgada, pero está rica, y ese colorcito de piel lo volvía loco.
Track… Se escucha el cierre de la puerta.
Se dirigen a la habitación, Max ya lo sospechaba, la conocía como nadie, sabía lo caliente que se pone si no recibe “cariño” durante algunas horas, y ya habían pasado 6 horas desde su desayuno erótico, a ella le encantaba despertarlo mordiéndo y tocando el pene hasta ponerlo completamente erecto para así meterlo en su boca, es su manera de decir “buenos días”
La habitación quedaba en una segunda planta, antes de subir, ella estira la mano hacia atrás y se percata de un bulto ligeramente duro en la entrepierna de su compañero, él no había retirado la vista de esas nalguitas redondas y gorditas.
– Ay… Disculpa
Comienzan a subir… No eran unas escaleras al cielo, no literalmente al menos, cuando iban por el escalón número 4, ella hace como que tropieza y se dobla hacia adelante, el chico le pega el bulto en el culo, inmediatamente intenta ayudarla desde atrás, cuando se percata de aquél retoño, un totico apretadito, protegido por sus labios, se le ve todo, el ano, la vagina, todito afeitadito preparado especialmente para los muchos orgasmos venideros
– Ohh… Me la cogiera aquí mismo en este escalón
– “Mmm…” Cuando desde la postura en que estaba pudo ver como latía el pene de su amante al verla en cuatro patas, con todito su sexo descubierto, apuntando directamente hacia su rostro, ya él sabía… y le encantaba empapar esa rosita con saliva directamente de su boca

…Gemidos y gritos, Ana explota en un orgasmo justo en la boca de Max, se nota Ana toda desmotada en la cama, todavía de rodillas

Él le da una nalgada, la primera de muchas, ella sonríe; Max la carga en brazos y la lleva hasta la recámara; la lanza en la cama, ella se queda quieta, le gusta que haga con ella lo que le plazca, le gusta sentirse usada.
– “Ven”
Ella se apresura a bajarle los pantalones, el pene sale disparado hacia afuera, la ropa interior ya no podía retener aquello
– “Está tieso” “Así es que me encanta”
Comienza a darle pequeños besos a la punta, luego a meterlo poco a poco en su boca sin pasarse de la mitad mientras lo mira a los ojos desde abajo, lo chupa, lo muerde, se golpea en el rostro con él, en la lengua, a cada segundo levanta la vista, le gusta ver lo que provoca en Max… El chico sonríe, le gusta verla así. Él la sujeta del cabello y la obliga a metérsela completita en la boca una y otra y otra vez… Ella feliz, haciendo presión con la lengua y chupando fuertemente, arremete cabezazos fortísimos, pareciera que quiere sacarle la leche en ese mismo instante o ahogarse intentándolo…
Se mete el pene hasta lo más profundo que puede en la boca, lo mantiene unos segundos dentro, cambia de color su rostro, se puede ver qué le cuesta trabajo.
Se retira lentamente del pene y este se muestra a lo largo lleno de saliva, montones y montones de baba, ella en su rostro la misma imágen, todita despeinada y desmaquillada, y lo que le falta todavía por “sufrir”…

Max le ata las manos con el cinturón y le ordena se tienda en la cama, Ana, obediente. Él se queda, por varios minutos, contemplado aquella hermosura de mujer. Le acaricia los senos, se los chupa, la primera de muchas marcas justo encima del pezón izquierdo.
– “Baja…”
Max comienza a bajar por el abdómen, siempre usando la lengua y dando pequeños besos húmedos. Ana le empuja la cabeza… Él le separa las piernas de un tirón, ella se asusta…
El hombre baja lentamente hacia el sexo de la chica… Lo huele… Suspira… Podría dormir ahí.
Comienza a besarlo dulcemente, ella se estremece… Le pasa la lengua por el clítoris, ella brinca al mismo tiempo que gime…
Él la sujeta firmemente por los muslos, y comienza a succionarle el clítoris moviendo la lengua de arriba hacia abajo, rápidamente, una y otra vez sin despegar su cara de la vagina, ella se estremece, salta, patalea…
– “Mmm…” “Si…” “Ah…”
Esos gritos son los que le encantan a Max, el cual la voltea bruscamente dejándola de rodillas con la cabeza en la almohada y el culo levantado, la niña todita indefensa…
Max se lanza a comerle el culo a Ana, comienza a lamerlo, ella vuelta loca…
Le pasa la lengua de arriba hacia abajo, una y otra vez, desde el clítoris hasta el ano y al mismo tiempo juega metiendo su pulgar en cualquiera de los dos orificios.
Le separa el trasero, le da un chupetón, una nalgada, la chica con las nalgas rojas, tal parece que estuviera siendo azotada…
Luego de 20 minutos de succión y forcejeo, gemidos y gritos, Ana explota en un orgasmo justo en la boca de Max, se nota Ana toda desmotada en la cama, todavía de rodillas; Max, con todo el rostro mojado, las sábanas entripadas del semen de Ana y esos muslos brillantes de la mezcla entre el sudor, la saliva de Max y los líquidos vaginales de Ana…
Max no siente lastima por la condición de Ana, que está con la cabeza en la cama y de rodillas, además parece desmayada, y la coge de la cintura y la penetra hasta el fondo, sin ningúna resistencia, nunca la había sentido tan húmeda, Ana sonríe, pero mantiene la mirada perdida…
Max la penetra una y otra y otra vez bruscamente siempre hasta sentir el fondo de la vagina y al llegar, le hace más fuerza, la nalguea, le aprieta el culo; una mezcla de gemidos, gritos y el choque de los cuerpos mojados de Ana y Max es la música de ambiente en el cuarto… Ana tiene su segundo orgasmo.

Max está en la orilla de la cama, de pie, abusando de Ana por 30 minutos ya, cogiéndola cada vez más duro; ella, con la cara toda enrojecida en la almohada, de rodillas en la cama con el culito parado y las manos atadas detrás de la espalda recibiendo buena cogida.

Ana siente su quinto orgasmo y Max lo presiente, igual ya no aguanta los gritos de Ana, los cuales otras veces sólo de escucharlos le han sacado la leche a la fuerza,

Max se sube a la cama y manteniendo a su chica ahí tirada, la vuelve a penetrar ayudándose de las caderas y las manos atadas de Ana; retrocede la cintura como cogiendo impulso y… “tra… tra… tra…” Es música para los oidos de Ana
La penetra por largo rato en esta posición. Ana no para de gritar, parece haber despertado un poco de su primer orgasmo, aunque el segundo no ayudó mucho en ese cometido…
“Tra… Tra… Tra…” Ana recibe su tercer orgasmo, cada uno más fuerte que el anterior…

Max le extiende las piernas, ahora está acostada completamente boca abajo; aprovecha y la vuelve a penetrar, nunca bajando el ritmo, al contrario, siempre más rápido, siempre más fuerte…
Ana parece agotada, intenta ponerse de frente, Max le aplasta la cabeza contra la almohada y la monta repetidas veces.
– “Mmmmmmmm…”
El hombre le tira del cabello y levanta su cabeza, pareciera que quiere partirla en dos y continúa tirando de su cuello hacia atrás…
“Tra… Tra… Tra…”
La coge bien rico, Ana siente un poco de dolor, le encanta…
– “Vente… Vente…”
Max le desata las manos, la voltea delicadamente, la besa en la frente y susurra a su oído: – “Te amo”
Max le mete un dedo en la boca, ella lo muerde…

Max apoya una rodilla y le levanta la pierna de su amante hasta su cara y la sujeta con un brazo, la otra mano la apoyo en el monte de Venus de la chica, rozando ligeramente el clítoris con su dedo pulgar. La vuelve a penetrar, está vez boca arriba.
Ana feliz de recibir toda esa entrada a pinga, mantiene los ojos abiertos y ambos la mirada fija el uno en el otro.
“Tra… Tra… Tra…” Suena al ritmo de los gritos de placer de Ana…
Ana está muy cansada, también está muy abierta de piernas, así es cómo más cómoda se siente…

Max le levanta ambas piernas de Ana esta vez y se las lleva hacia la cara a su compañera, Ana está unida completamente, está doblada a la mitad, se muerde los labios, pero sabe lo que viene…
Max la penetra suavemente, delicadamente, primero la puntita, ella pide más, le encanta que la “maltraten”
“Tra… Tra… Tra… No para de sonar en la habitación.
Ana gritando como nunca, el rostro cansado, su piel se ha tornado de un negro rojizo, tiene las manos de Max marcadas en el culo, mordidas por doquier, el cinturón le hizo daño en sus delicadas muñecas, pero ella puede resistir un poco más…
“Tra… Tra… Tra…” Ana siente su quinto orgasmo y Max lo presiente, igual ya no aguanta los gritos de Ana, los cuales otras veces sólo de escucharlos le han sacado la leche a la fuerza, no puede contenerse, y explotan en un enorme orgasmo los dos amantes al mismo tiempo.
De la vagina de Ana sale un montón de semen, mojándole el culo, los muslos y las sábanas aún más; a Max le chorrea por el pene…

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