Relatos Eroticos con fotos

Masaje al cielo

Es un día más de un verano caluroso y aburrido, encerrado entre cuatro paredes y una camilla como siempre porque a falta de estudios me dieron unas manos que menos la guitarra lo tocan todo.
Me quedan dos clientes por venir y estoy deseando irme a mi casa y que pase rápido, le toca a la señora de enfrente de 60 años y el cuento de lo bien que estaba antes de morir su marido, dios a veces me gustaría decirle que nunca tengo sitio… Y ahora que estoy viendo tengo una última clienta, Lucía, una nueva en mi lista.¿ Tendré la suerte de que no tenga las tetas arrugadas y por el ombligo? Por favor…
Ya estoy terminando el turno de la señora y a la espera de que llegue mi clienta misteriosa estoy hasta nervioso!
La cita era a las 7 y ya son las 7:15, quizás debo empezar a pensar en que me han robado un hueco. Pero entonces suena la campanita de la puerta y aparece mi sueño hecho realidad.
¡Menudo bombón de mujer! Con esa piel morena , ojos verdes y unos labios que Dan ganas de morderlos ya de lejos.
Ya la tengo tumbada bocabajo en la camilla con una toalla finita tapando ese culo de los dioses y debajo es tanga de papel que les pongo a todos de usar y tirar, aunque creo que este lo voy a usar más de la cuenta.
La baño enterita en aceite de coco y empiezo a masajear esas largas piernas de arriba hasta los pies todo muy profesional y entonces, empezamos la inversa de abajo hacia arriba.
Cada vez voy subiendo un poquito más y noto como ella va tensando las piernas cada vez que deslizo mis dedos por la parte interna de sus muslos y sin querer se me fue demasiado arriba la mano y roce ligeramente esa rajita que se antojaba goteando hacía ya un rato.
Me dijo, no te preocupes no me molesta tu haz lo que tienes que hacer y seguidamente separó un poco más sus piernas. Era mi momento me acerqué a su oído y le susurré:
Date la vuelta, cierra los ojos y disfruta del masaje de tu vida.
Obedeció al instante y ni si quiera quiso la toalla dejando a la vista ese par de pechos perfectos y esos pezoncitos que me estaban llamando a gritos.
Más aceite de coco pero ya para todo el cuerpo, estuve jugando con sus pechos un ratito hasta que empecé a bajar y masajear su cadera, bajando poquito a poco ese tanga cada vez que paseaba mi mano y entonces, juntó los dos pies y quedó totalmente abierta, me lo estaba pidiendo a gritos.
Me puse al costado y empecé de nuevo con sus muslos, pero ahora ya jugamos al límite, cada vez que me acercaba a ese triángulo perfecto le daban espasmos en las piernas pero me encanta jugar así que voy a ser malo y rozarla alrededor de sus labios hasta que me ruegue que termine el trabajo.
Dios, me encanta esta situación…
Entonces llene mis manos de aceite, apreté con una mano sus dos labios y así dejar esa puntita de dioses salidita para empezar a masajearla con mi dedito pulgar y los otros dos deditos bordeando esos labios empapados.
Empezó a gemir suavecito y eso me hace ponerme cada vez más cachondo, doblé sus piernas y me puse delante de ella y baje mi cabecita mientras le miraba a sus ojos que se ponían blancos de placer.
Empecé a pasar mi lengua por sus labios hasta que deseara que la comiera entera y agarrara mi cabeza contra ella y así fue me estampó la cara entre sus piernas y empecé a hacerle circulitos en el clítoris mientras dos deditos jugaban dentro de ella.
Ella estaba en el cielo y yo en el infierno quemandome pero joder como merecía la pena. Empecé a meter mi lengua dentro de esa rajita y con mis manos agarré sus pechos y empecé a jugar con sus peones, estaba estremeciendose y sus gemidos empezaron a acelerarse, saqué mi lengua la miré y le dije:
Quiero que me lo des todo en la boquita correte en mi lengua.
Palabras mágicas! Un minuto después me chorreaba a mi la boca y a ella no le quedó una gota de aire…

La semana que viene ha vuelto pedir cita 🙂

Entrada Relacionada

Deja tu comentario en la casilla de comentarios o síguenos en FacebookInstagram y Twitter  

Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies.

Más información